Los compuestos bioactivos son, según el consenso científico y médico actual, moléculas químicas esenciales y no esenciales encontradas en la naturaleza, que forman parte de la cadena alimentaria y que pueden tener efectos beneficiosos potenciales sobre la salud humana.
Estas moléculas son producidas por un amplio rango de organismos, que van desde bacterias, hongos y algas microscópicas hasta organismos complejos, como las algas macroscópicas, plantas y animales. En el Mediterráneo, que es donde se centra básicamente la información que se presenta aquí, se han encontrado diferentes especies de animales que tienen potencial bioactivo, de entre ellas la mayoría son organismos bentónicos de los que se les ha aislado compuestos químicos que les sirven como medio de defensa contra depredadores, organismos competidores, parásitos o microorganismos invasores. Por otra parte, los organismos marinos viven en una gran diversidad de hábitats con multitud de condiciones diversas como presión, salinidad, temperatura e iluminación y, por tanto, propician la formación de varios tipos de compuestos bioactivos exclusivos.
Estos compuestos son muy variados: péptidos anticancerígenos, caracterizados por su acción citotóxica y antitumoral contra diferentes líneas de células cancerígenas; metabolitos secundarios antibacterianos y antivirales, toxinas (y antitoxinas) producidas por diferentes especies marinas, como la tetrodotoxina producida por el pez globo; aceites esenciales, encontrados especialmente al pescado y marisco, que la cultura popular les atribuye numerosas propiedades curativas y terapéuticas.
Según su diana el potencial bioactivo puede clasificarse en diferntes tipos, por ejemplo:
Antibacteriano
Antiviral
Antitumoral
Citotóxico
Antifúngico
Antioxidante
Antiinflamatorio
Anticoagulante