Las infecciones bacterianas suponen actualmente una de las mayores causas de mortalidad en humanos en todo el mundo. Infecciones como el cólera, neumonía, brotes de salmonelosis y legionelosis, entre otros, son recurrentes y la aparición de cepas resistentes a los antibióticos convencionales supone un riesgo para la salud humana. El mal uso de los antibióticos y la aparición de "superbacterias" son actualmente una de las mayores preocupaciones en medicina, ya que estas bacterias son resistentes a la mayoría de antibióticos conocidos. Es necesario, por tanto, la investigación de nuevas moléculas antibióticas que ayuden a combatir estas bacterias y en este sentido algunos organismos marinos podrían ser potenciales candidatos a ser investigados por su capacidad de producir compuestos antibacterianos.
El medio marino contiene una gran cantidad de bacterias. En algunos puertos se han contabilizado unas 106 células bacterianas por mililitro de agua de mar (ufc / ml) y 108 ufc / ml en el fondo fangoso. Muchos organismos marinos pues conviven con una población de bacterias en su superficie y, por tanto, tienen varios tipos de mecanismos para combatirlos.
Un ejemplo de pescado que contiene compuestos con actividad antibacteriana es la caballa (Scomber scombrus). Este pez, muy apreciado en la gastronomía, se le ha descubierto potencial antibiótico a sus vísceras, que actualmente no se aprovechan. Estas vísceras, al ser hidrolizadas con una enzima llamada papaína, presentan algún tipo de molécula que inhibe el crecimiento de diversas cepas de bacterias. Las vísceras de la caballa pues, contienen moléculas que son potenciales candidatas a ser estudiadas por su actividad antibacteriana.
La palometa blanca (Trachinotus ovatus) es un pez pelágico termófilo que está viendo incrementada su población debido a los efectos del cambio climático. La timosina B4 que produce, una proteína del sistema inmunológico, provoca inhibición del crecimiento bacteriano tanto in vivo como in vitro al ser aislada y sobreexpresada, haciéndola una potencial candidata a ser estudiada como posible compuesto para obtener nuevos antibióticos.
Por otro lado encontramos otras especies que también presentan potencial antibacteriano, como la tinta y el esqueleto interno de la sepia común (Sepia officinallis) y el fluido coleómico del erizo de mar (Paracentrotus lividus).