Cada vez hay más evidencias científicas del importante papel que juegan las reservas marinas en el mantenimiento de la diversidad marina, la protección de los hábitats marinos y la preservación de los recursos pesqueros. Sin embargo, no se conoce todavía bien como las reservas marinas pueden contribuir a preservar la salud de las personas a través de la provisión de bienes y servicios indispensables para su salud y bienestar, tales como alimentos saludables, lugar para recreo o especies con posible interés farmacológico (es decir con potencial bioactivo). Por lo que se hace necesario estudiar el potencial bioactivo que presentan ciertas especies y cómo pueden ser protegidas mediante reservas marinas, teniendo en cuenta su posible interés en el desarrollo de nuevos fármacos en el futuro. Estas especies con potencial bioactivo deben ser estudiadas y protegidas, y se debe poder obtener en el laboratorio el compuesto bioactivo de manera sintética. También se debe estudiar cómo los stocks de peces, y los ácidos grasos omega 3 que contienen, pueden ser conservados mediante reservas marinas a fin de que podamos asegurar las aportaciones necesarias de omega 3 para las futuras generaciones. Finalmente, hay que analizar cómo las reservas marinas contribuyen a preservar unos ecosistemas marinos donde turistas y locales practican actividades marítimas que ayudan a la salud.
Las reservas marinas son una fuente inestimable de multitud de especies con características diferentes y únicas. Algunas de estas especies presentan potencial bioactivo y son vulnerables a la actividad humana y al cambio climático, con lo que pueden verse afectadas negativamente con la consecuente pérdida de la “farmacia del mar”. La conservación de las especies vulnerables que presentan moléculas con posible potencial bioactivo mediante la creación de reservas marinas es, pues, absolutamente necesaria y prioritaria. Estas moléculas en un futuro podrían ser utilizadas para descubrir nuevos fármacos antibióticos, antivíricos o antitumorales. Es por ello, que habría que implementar nuevas medidas de protección especiales de estas especies, no sólo para su conservación y mantener la biodiversidad, sino también para contribuir en la medicina y poder continuar los estudios científicos existentes sobre las moléculas con potencial bioactivo producidas por algunas especies marinas. El objetivo final es ser capaz de encontrar la molécula con potencial bioactivo, aislarla, sintetizarla químicamente (para que no haya que explotar la especie de manera continuada) y hacer ensayos clínicos para garantizar su seguridad y los efectos del nuevo fármaco, sin que estas investigaciones supongan ningún daño hacia la población actual.
Un ejemplo de reserva marina donde encontramos bastantes especies que potencialmente pueden tener potencial bioactivo es el Parque Natural de Cap de Creus. El Parque Natural de Cap de Creus se encuentra situado en el extremo noreste de la Península Ibérica y fue constituido en 1998. La superficie marina del Parque Natural consta de unas 3.000 hectáreas marinas protegidas y es una zona de alto interés biológico, geológico y paisajístico. Su gran biodiversidad y productividad se debe a las condiciones naturales de la zona donde se encuentra ubicada, pues las aguas fluviales procedentes de los ríos que desembocan en el Golfo de Roses, el Fluvià y la Muga, y las aguas procedentes del Ródano, que desemboca en el Golfo de León, se mezclan y hacen una zona especialmente rica en nutrientes. Además, su complejidad geológica de calas y la acción del viento del Norte, la Tramontana, crean multitud de fondos marinos muy diversos (rocas, barro, algas, maerl, etc.) que promueven una gran cantidad de hábitats donde vive una gran diversidad de especies, entre las que se encuentran algunas especies amenazadas enmarcadas dentro de convenios internacionales de protección de la flora y la fauna. Un estudio llevado a cabo en Cap de Creus ha documentado que cerca de un 15% de las 762 especies de peces y macro-invertebrados marinos documentados en el Parc Natural de Cap de Creus podrían tener algún tipo de potencial bioactivo (antifúngico, antibacteriano, antitumoral, etc), demostrando así por primera vez que las reservas marinas pueden contribuir a proteger las especies marinas que en un futuro pueden dar lugar a nuevas medicinas.
Las reservas marinas no sólo contribuyen a preservar los stocks de peces de interés pesquero (sobre todo los costeros), ayudando a incrementar las abundancias, tallas y biomasas y por tanto las capturas, sino que también ayudan a mejorar las reservas energéticas de los peces que viven y por tanto el aporte de ácidos grasos omega 3 a la población (consumidores). Se sabe que en las reservas marinas donde se practica una buena gestión pesquera, a largo plazo la pesca artesanal (a menudo la única permitida en las reservas marinas, conjuntamente con la recreativa) se ve favorecida porque acaba capturando más pescado y de más calidad. Estas capturas efectuadas dentro de las reservas marinas y cerca de éstas constituyen una fuente de omega 3 de calidad para la población local, un hecho que a menudo pasa desapercibido pero que le da valor saludable y gastronómico a los productos pesqueros obtenidos de la reserva. En un estudio reciente efectuado en Cap de Creus, por ejemplo, se ha calculado como algunas especies pelágicas como la sardina, el boquerón y el bonito, y algunas bentónicas como la merluza o el congrio son una fuente importante de ácidos grasos omega 3 para la población local.
Asimismo, en el mismo estudio se ha podido comprobar cómo algunos hábitats marinos como los fondos de cascajo o maërl tienen unas características especiales que influyen positivamente sobre el contenido en ácidos grasos omega 3 de algunos peces. Esto es así porque estos peces encuentran más alimento y de mejor calidad en estos hábitats "especiales", lo que repercute finalmente en la cantidad de omega 3 que pueden almacenar. Por lo tanto, la protección de hábitats esenciales se convierte en una herramienta para poder incrementar los ácidos grasos omega 3 de los peces, y para que estos lleguen así al consumidor de manera sostenible y saludable. Las reservas marinas deben jugar un papel importante no sólo para permitir una reducción del esfuerzo pesquero dentro de ellas sino también para mantener hábitats en buen estado, que permitan a los peces vivir, comer y reproducirse de una manera adecuada, así como aumentar su condición física (ácidos grasos omega 3). De esta manera, tanto el medio marino como el consumidor se verán beneficiados.
Las reservas marinas son un lugar ideal donde poder practicar diferentes actividades marinas recreativas que son saludables para la salud física y mental. Sin embargo, cabe regular bien la afluencia turística en estos lugares tan frágiles porque de lo contrario los efectos positivos se desvanecen. La pesca recreativa, la náutica de recreo, el kayak, el buceo o simplemente pasear por la playa o por la costa son ejemplos de actividades recreativas que pueden contribuir a la salud de las personas, sobre todo cuando el medio marino y costero está bien cuidado y regulado como debería estarlo en las reservas marinas. Las reservas marinas constituyen así una especie de "Gimnasio azul" donde poder realizar actividades saludables y medioambientalmente sostenibles. Por consiguiente, deben ser preservadas para las futuras generaciones.